Crimen e investigación

El Vaquilla: vida y obra de un mito de la delincuencia

Juan José Moreno Cuenca, alias el Vaquilla, fue elevado a la categoría de mito en los años 80 y su halo de leyenda sigue brillando hasta hoy.

Paradójicamente, el lado oscuro de su vida le abrió las puertas de la fama, otorgándole una oportunidad de oro para la reinserción que no fue capaz de aprovechar.

El Vaquilla aparecía con frecuencia en reportajes de prensa, canciones, libros y películas que narraban sus peripecias al volante, sus robos, sus fugas… y su adicción a la heroína, que acabaría costándole la vida en diciembre del 2003, a los 42 años de edad.

La infancia del Vaquilla: de Torre Baró al barrio de La Mina

Moreno Cuenca nace el 19 de noviembre de 1961 en el poblado barcelonés de Torre Baró. Su madre, Rosa Cuenca, quedó embarazada de él durante una boda en la que tuvo una aventura con un cantaor gitano al que nunca volvió a ver.

Pero durante el embarazo Rosa comienza una relación con otro hombre, Antonio Moreno, que reconoce a Juan José como hijo suyo y le da sus apellidos.

Con 9 años, el Vaquilla es acogido por su tío José. Rosa Cuenca había ingresado en prisión y Antonio Moreno falleció tiempo atrás de un ataque al corazón mientras huía de la policía tras un robo.

Su tío obligará a Juan José a cometer hurtos y robos para cubrir su manutención, además de enseñarle a conducir a pesar de que, por su corta edad, ni siquiera llegaba a los pedales del coche y debía atarse unos ladrillos a los pies para ponerse al volante.

Con 10 años el Vaquilla decide vivir con sus 3 hermanos varones por parte de madre, los Ugal Cuenca. Con ellos se instala en el Campo de la Bota, hasta que las chabolas de ese poblado son derruidas y se reubica a sus habitantes en el barrio de La Mina.

El Vaquilla, en su más tierna infancia

La actividad delictiva de Juan José será ya incesante, especializándose en conducir vehículos robados desde los que, juntos con distintos compinches, realiza tirones de bolsos y protagoniza espectaculares huidas de la policía.

Es en uno de estos golpes, cuando el Vaquilla sólo tiene 12 años, donde se produce la única mancha de sangre en su ficha. Una mujer, tras sufrir el tirón de su bolso, murió al caer al suelo y ser atropellada por el coche que conducía Juan José.

Los hermanos del Vaquilla: los Ugal Cuenca

La madre de Juan José, Rosa Cuenca, tuvo un total de 8 hijos contando al Vaquilla.

De su primer matrimonio con Miguel Ugal, fallecido en un tiroteo con la Guardia Civil, nacieron Julián, Antonio, Miguel e Isabel (Ugal Cuenca).

De su segunda relación, con Antonio Moreno, nacieron el propio Juan José, Carmen, Antonia y Gloria (Moreno Cuenca), aunque como vimos antes, Juan José no era hijo natural de Antonio.

De toda la prole, los que tuvieron más influencia en el devenir del Vaquilla fueron, sin duda, sus hermanos varones, los Ugal Cuenca.

Los tres, habituales de las comisarías y prisiones catalanas de la época, fueron un nefasto ejemplo para su hermano pequeño. Además, todos ellos tuvieron un prematuro y trágico final.

Julián, Antonet y Miguel Ugal Cuenca

Miguel Ugal Cuenca, alias el Carica, murió en 1985 a los 25 años de edad cuando el vehículo robado en el que escapaba de la Guardia Urbana (un Ford Fiesta propiedad de la mujer de Asensi, jugador del F.C. Barcelona) se estrelló contra otro vehículo.

Julián Ugal Cuenca murió en 1986, a los 33 años de edad, cuando cayó al vacío al tratar de huir del hospital en el que se encontraba ingresado bajo custodia policial, descolgándose por una ventana situada en la sexta planta.

Antonio Ugal Cuenca, alias el Tonet, murió en 1994 a los 36 años de edad tras un enfrentamiento armado con la Policía Municipal de Gerona después de cometer un atraco en una sucursal bancaria en Llagostera.

¿Por qué le llamaban el Vaquilla?

El alias con el que Juan José ha pasado a la historia se explica desde diversas fuentes haciendo referencia a su carácter inquieto e impetuoso, diciendo de él que, cuando tenía algún problema, embestía “como una vaquilla” y se llevaba todo por delante.

Sin embargo, parece que esta explicación es incorrecta y edulcorada. Son sus más allegados los que apuntan a un origen del apodo mucho más basto y escatológico, atribuyendo la autoría a un tío suyo que, al ver una de sus deposiciones cuando era un bebé, exclamó que aquello “parecía de una vaquilla”.

El Vaquilla y su influencia en el cine quinqui

A finales de los 70 comienzan a rodarse en España una serie de películas cuyo hilo argumental se basaba en las peripecias y vivencias de delincuentes juveniles.

Eran films muy transgresores para la época, con gran carga de sexo, drogas y violencia en pantalla y con la particularidad de que los actores eran, generalmente, verdaderos delincuentes buscados ex profeso en las calles para la ocasión.

Este tipo de películas fueron agrupadas bajo la denominación de “cine quinqui”, asociándose el género principalmente a dos directores: José Antonio de la Loma y Eloy de la Iglesia.

Será de la Loma quien ponga sus ojos en el Vaquilla. De las vivencias que Juan José cuenta al director surge el guión de “Perros callejeros”, que se estrena a finales de 1977 y que iba a estar protagonizada por el propio Vaquilla.

Pero en el momento del rodaje Moreno Cuenca había ingresado una vez más en prisión y su papel ante las cámaras lo asumió uno de sus compinches: Ángel Fernández Franco, el Torete.

El Vaquilla y el Torete

Es en el barrio de La Mina donde el Vaquilla conoce a Ángel Fernández Franco que, por aquel entonces, era conocido como el Trompetilla. Ambos congenian bien y se asocian en distintas ocasiones para cometer robos juntos.

Cuando Juan José no puede interpretarse a sí mismo en “Perros Callejeros”, de la Loma elige al Trompetilla para que protagonice el film.

Desde entonces Ángel Fernández Franco será conocido por el gran público como el Torete, nombre con el que de la Loma rebautizó al personaje de la película en un guiño de complicidad hacia el Vaquilla.

Ángel Fdez. Franco, el Torete, sosteniendo una foto del Vaquilla

El Torete cuaja entre el público y después de “Perros Callejeros” aparecería en otras cintas similares. Pero como la mayoría de actores/delincuentes del cine quinqui, no abandonó su faceta de bandido ni su adicción a la heroína.

Al igual que José Luis Manzano, José Antonio Valdelomar o el Pirri, entre otros, el Torete murió (en 1991) siendo aún muy joven, a los 31 años de edad, por enfermedades derivadas del consumo de drogas.

Yo, el Vaquilla

A pesar de que el cine quinqui parece estar irremediablemente asociado a la imagen de Moreno Cuenca, éste sólo apareció de forma directa en “Yo, el Vaquilla”, estrenada en 1985 y basada en el libro del mismo nombre en el que Juan José relataba su infancia hasta los 14 años.

La película contenía intervenciones del propio Juan José grabadas en el interior de la cárcel. En ellas introducía los distintos bloques que recreaban sus primeros años de vida.

En esas escenas se podía ver al Vaquilla excesivamente forzado y evidenciando sus carencias interpretativas. Un Juan José totalmente opuesto al que podía verse en entrevistas y reportajes, donde se mostraba natural y de verbo fluido.

Este film fue presentado ante los medios en el penal de Ocaña con un concierto de “Los Chichos”, que también habían escrito un tema dedicado al propio Vaquilla.

Las fugas y motines más relevantes del Vaquilla (porque hubo más)

Siendo aún un niño el Vaquilla se fugaba de los reformatorios con la misma facilidad con la que entraba, comenzando ahí su fama de escapista en el mundo lumpen.

Como adulto, Juan José participa en varios motines, siendo el más espectacular de ellos el que se produce en 1984 en la Modelo de Barcelona.

Varios funcionarios fueron retenidos a punta de pincho carcelario y el Vaquilla se erige como portavoz de los presos, que denuncian torturas y tratos vejatorios.

Para liberar a los rehenes los amotinados exigieron heroína y que el Vaquilla fuese entrevistado por la prensa para exponer sus reivindicaciones. La situación fue tan tensa que las autoridades concedieron estas peticiones.

Fue así como varios periodistas entraron en la quinta galería de la prisión. Sus micrófonos y cámaras fueron testigos de cómo el Vaquilla y otros presos se inyectaban con la misma jeringuilla, liberaban a los funcionarios y daban por finalizado el motín.

Tras este episodio Juan José es trasladado a la prisión de Lérida II, de donde se fuga a finales del mismo año 84 en compañía de otros reclusos. Con unos punzones reducen a varios funcionarios, a los que les quitan sus uniformes, logrando pasar los controles de seguridad y escapar.

Pero la libertad apenas les dura un día a los fugados. La policía les localiza en Barcelona y después de una persecución y un tiroteo (en el que el Vaquilla resulta herido leve de bala) son detenidos. Todo ello, de nuevo, delante de las oportunas cámaras de la televisión, en esta ocasión, de TV3.

El matrimonio del Vaquilla con Isabel Faya

A principios de los años 90, Juan José conoce a Isabel Faya, una mujer que nada tiene que ver con el entorno carcelario ni delincuencial y con la que acabará contrayendo matrimonio en septiembre de 1994 en un juzgado de Gerona.

Isabel comienza una campaña para que su marido sea indultado. El Vaquilla se modera en estos años, en los que mantiene un trato cordial con los funcionarios de prisiones, escapa de cualquier conflicto e incluso comienza a estudiar.

Esto le genera gran animadversión por parte del resto de compañeros de prisión, que le tildan de vendido y chivato, apodándole irónicamente “el Boquilla”.

En enero de 1996 obtiene el tercer grado en régimen abierto, pero apenas un mes después roba un coche bajo los efectos de las drogas y en compañía de otra mujer, lo que precipita el fin de su matrimonio con Isabel.

Imagen del Vaquilla junto a su mujer, Isabel Faya

La muerte del Vaquilla

La llama del Vaquilla se apagó definitivamente el 19 de diciembre de 2003. Juan José Moreno Cuenca moría en un hospital de Badalona a causa de una cirrosis hepática agravada por el sida.

Apenas unos días antes, el que fuera mítico delincuente e icono de esa generación perdida por la heroína, había sido excarcelado debido a su maltrecho estado de salud.

De este modo el Vaquilla pudo cumplir su última voluntad: morir en libertad tras pasar casi toda su vida entre rejas.

Y tú, ¿qué opinas?

Si quieres dar tu opinión o hacer algún aporte sobre las cuestiones que trata esta entrada, te leo en el apartado de comentarios y te invito a que compartas el artículo. ¡Gracias! 🙂

Javier del Molino

Crecí en el barrio de Pizarrales (Salamanca), lugar de nacimiento de un famoso delincuente: «el Lute». Pero yo elegí el otro bando. Por eso hoy escribo sin pretensiones de fama ni fortuna, pero con conocimiento de causa, sobre el bien y el mal, sobre policías y ladrones, sobre criminología y criminales…

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2 comentarios

  1. De un tirón de bolso no cae una persona debajo de un coche. En su autobiografía dice que nunca tubo delitos de sangre

    1. Nunca mató a nadie de forma DOLOSA… pero el atropello mortal al que nos referimos está documentado. Gracias por expresar tu opinión. Un saludo!

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