Crimen e investigación

Los crímenes de la doctora Noelia de Mingo

En junio del año 2000 Noelia de Mingo Nieto daba sus primeros pasos como médico residente tras concluir sus estudios universitarios.

El servicio de reumatología de la Fundación Jiménez Díaz, en Madrid, sería el lugar en el que comenzaría su trayectoria profesional.

Sin embargo, la esquizofrenia paranoide en ciernes que padecía la joven doctora la convirtió en la triste protagonista de una sangrienta tragedia.
 

Los primeros síntomas en la doctora de Mingo

Al principio Noelia se desenvuelve en la clínica con cierta normalidad, si bien, según sus compañeros, siempre mostró un carácter tímido y retraído.

Pero tras un inicio que se podría considerar como normal en una persona que se incorpora a un nuevo empleo, la doctora de Mingo comenzó a desarrollar comportamientos extraños que cada vez se repetían con mayor frecuencia.

Reír sin motivo aparente, cantar en momentos inapropiados, mirar de forma amenazante a compañeros y pacientes o escribir con el ordenador apagado fueron algunos de los gestos que hicieron saltar las alarmas.

La clínica de la Fundación Jiménez Díaz, lugar de los hechos

Las quejas de los pacientes y las advertencias del personal de la clínica no tardaron en llegar, pero la gerencia del centro mantuvo a Noelia en su puesto. Hasta que, un día, la joven residente tuvo una crisis aguda en la que afirmó oír voces que la insultaban y culpó a su entorno de urdir un complot contra ella.

Este episodio fuerza a Noelia a recibir tratamiento con medicación antipsicótica (risperidona) y una baja temporal en la que sus síntomas mejoran notablemente.

Pero poco tiempo después De Mingo decide reincorporarse a su puesto y dejar la medicación por no considerarse enferma y porque la risperidona hacía que aumentara de peso.

A pesar del recelo de los compañeros, su vuelta a la clínica fue aceptada por la dirección de la entidad que, además, la liberó de ciertas responsabilidades de su puesto como, por ejemplo, las guardias.

La explosión de la esquizofrenia de Noelia de Mingo

El 3 de abril de 2003 Noelia comenzó su jornada laboral a las 8 de la mañana con un cuchillo de grandes dimensiones oculto entre sus ropas.

En su cabeza estaba instalado el *síndrome de Frégoli, un delirio que hace creer a quien lo sufre que las personas de su entorno están siendo suplantadas por actores disfrazados con el fin de controlarla, espiarla o causarle algún mal.

* El síndrome de Frégoli toma su nombre del actor italiano Leopoldo Frégoli (1867-1936), conocido por su habilidad para el transformismo y la utilización de disfraces.

Documento de la época que mostraba las habilidades de Leopoldo Frégoli con los disfraces

Sin embargo, no fue hasta las 14.25 horas cuando la doctora de Mingo estalló. Fue en ese momento cuando sacó el cuchillo y, sin previo aviso, comenzó a apuñalar a las compañeras que se encontraban con ella en el control de enfermería de la unidad 33.

Lejos de terminar ahí, la doctora, totalmente fuera de sí, comenzó un macabro recorrido por los pasillos de la clínica arremetiendo a puñaladas contra todo aquel que se encontraba a su paso hasta que, acorralada por varios médicos y celadores, arrojó el cuchillo al suelo.

La furia homicida de la doctora de Mingo: sus víctimas

La primera en recibir la ira de la doctora fue una de las enfermeras que se encontraba en el control de la planta, a la que asestó tres puñaladas antes de dirigirse hacia una doctora a la que también hirió gravemente en la espalda.

Sin perder un segundo, Noelia tomó posición y se colocó tras otra doctora a la que trató de cortar el cuello de forma torpe pero brusca. Tras hacerlo, de Mingo se dirigió hacia Leilah el Ouaamari, una joven médico de 26 años que, al igual que ella, comenzó en el 2000 su período como residente.

Leilah, en una arranque de coraje, se enfrentó con su agresora y trató de arrebatarle el cuchillo, pero no pudo evitar que Noelia la apuñalase hasta en cinco ocasiones. Sería su primera víctima mortal.

Tras haber matado ya a una mujer y herir gravemente a otras tres, la doctora de Mingo comenzó a recorrer los pasillos del centro, topándose con Félix Vallés, de 72 años, que se encontraba acompañando a su mujer después de que esta hubiese sido intervenida. Noelia, sin miramientos, apuñaló al anciano en el abdomen dejándolo malherido y prosiguiendo su marcha.

Metros más adelante, una paciente, Jacinta Gómez, también de 72 años de edad, hablaba desde una cabina situada en el pasillo. De Mingo dirigió sus pasos hacia ella y, sin mediar palabra, se ensañó con la anciana mientras su hijo escuchaba estremecido al otro lado del teléfono como su madre perdía la vida por las numerosas puñaladas que recibió de la doctora.

Noelia puso entonces su mira en otras dos trabajadoras del hospital. Pero un enfermero, Salvador, se enfrentó a ella pertrechado con una almohada y logró impedir la agresión hacia la primera de ellas, aunque no pudo evitar que la segunda resultase herida.

Mientras el enfermero auxilia a su compañera herida, Noelia siguió recorriendo con impunidad y sed de venganza los pasillos, atacando a dos trabajadoras más.

En su errático y macabro trayecto volvió a toparse con Félix, el anciano al que apuñaló al comienzo de su estallido. Al observarlo malherido, pero aún con vida, la doctora lo remató con varias puñaladas más. Sería su tercera víctima mortal, ya que dos días más tarde, el señor Vallés acabaría falleciendo.

Leilah el Ouaamari junto a su pareja, Fernando Alberca, quien se mostró muy crítico con la gerencia de la clínica

Tras esto, varios médicos, enfermeros y celadores lograron rodear a la doctora de Mingo que, al sentirse acorralada, arrojó el cuchillo al suelo y puso fin así al recorrido que sembró de sangre y muerte los pasillos de la clínica.

El juicio por los crímenes en la Fundación Jiménez Díaz

La doctora esperó de forma preventiva en los pabellones psiquiátricos de distintas prisiones la celebración del juicio por sus actos, que finalmente se celebró durante el mes de mayo del año 2006.

Tras acogerse a su derecho de no declarar ante la Sección 16ª de la Audiencia Provincial de Madrid, Noelia de Mingo estuvo ausente de varias de las sesiones por petición de los psiquiatras que la trataban, que consideraron que presenciar los testimonios en su contra podría resultar perjudicial para la evolución de su enfermedad.

Finalmente, la doctora de Mingo fue considerada inimputable penalmente por los hechos, al apreciar el Tribunal la eximente completa de enajenación mental.

No obstante, se le impuso una medida de seguridad: debería ingresar en un centro psiquiátrico penitenciario por un máximo de 25 años para ser tratada de la esquizofrenia que se constató que padecía.

Por otra parte, heridos y familiares de las víctimas mortales insistieron en señalar también como responsables de los hechos a los gestores del centro médico.

Entendían que estos habían tenido sobrado conocimiento del estado mental de Noelia y del peligro que suponía para sí misma y para terceros sin que hicieran nada para evitarlo.

Uno de los más activos y críticos fue Fernando Alberca, pareja sentimental de la primera fallecida, la doctora Leilah el Ouaamari, que aseguró que existían vínculos de amistad notorios entre las familias de Mingo y Jiménez Díaz, ambas descendientes de la localidad de El Molar.

Para Alberca, estos lazos fueron el motivo de que Noelia no fuese apartada del servicio y gozase de privilegios que ningún otro trabajador hubiera obtenido mostrando esos comportamientos.

A este respecto, la Audiencia no observó responsabilidad penal para la Fundación Jiménez Díaz, pero si la condenaba a hacer frente a las indemnizaciones a las víctimas como responsable civil subsidiaria.

La polémica puesta en libertad de Noelia de Mingo

A principios de 2017 los responsables del módulo psiquiátrico de la prisión de Fontcalent (Alicante) emitían una evaluación de Noelia en la que recomendaban la sustitución de su internamiento por el tratamiento ambulatorio bajo el control de algún familiar.

Cabe señalar que de Mingo venía disfrutando desde finales del año 2011 de salidas esporádicas de la prisión que eran calificadas como permisos con fines terapéuticos”.

Noelia de Mingo salío del psiquiátrico penitenciario en 2017 quedando bajo la supervisión de su madre

Tras varios informes más de otros especialistas, todos ellos favorables, la Audiencia Provincial de Madrid concedía la libertad a de Mingo en octubre de 2017, condicionándola a la supervisión de su madre, que contaba con 77 años de edad en ese momento, y a distintos controles psiquiátricos periódicos.

Como era de esperar, la libertad de Noelia no fue bien recibida por las víctimas y familiares, que consideraban que la medida era precipitada y que las consecuencias de una recaída en su patología podrían ser muy graves.

Noelia de Mingo vuelve a apuñalar

La noticia saltaba el lunes 20 de septiembre de 2021. Pasaban las 12.00 horas cuando Noelia, que había vuelto residir en El Molar junto a su madre desde que salió de prisión, accedió con aparente normalidad a un supermercado del municipio.

Una vez dentro y sin mediar palabra extrajo un cuchillo de unos 20 centímetros que ocultaba entre su ropa y arremetió contra la cajera, a la que hirió de gravedad. Acto seguido se dirigió hacia la dueña del establecimiento, que tras sufrir algunos cortes pudo refugiarse en una farmacia cercana y avisar a la policía.

Cuando los dos agentes de la Policía Local de El Molar que atendieron el servicio llegaron al lugar, de Mingo aún portaba el cuchillo en sus manos y, lejos de deponer su actitud violenta, arremetió a la carrera contra uno de ellos como pudieron atestiguar los teléfonos móviles de algunos vecinos.

Finalmente, Noelia de Mingo pudo ser reducida y detenida por la patrulla de forma ejemplar y puesta a disposición del Juzgado de Instrucción número 2 de Alcobendas, cuya titular ordenó su ingreso en prisión provisional.

Tras pasar las primeras horas en la cárcel de Estremera fue trasladada al módulo psiquiátrico del penal de Fontcalent, en Alicante, lugar donde cumplió su anterior condena hasta su controvertida puesta en libertad.

Y tú, ¿qué opinas?

Si quieres dar tu opinión o hacer algún aporte sobre las cuestiones que trata esta entrada, te leo en el apartado de comentarios y te invito a que compartas el artículo. ¡Gracias! 🙂

Javier del Molino

Crecí en el barrio de Pizarrales (Salamanca), lugar de nacimiento de un famoso delincuente: «el Lute». Pero yo elegí el otro bando. Por eso hoy escribo sin pretensiones de fama ni fortuna, pero con conocimiento de causa, sobre el bien y el mal, sobre policías y ladrones, sobre criminología y criminales…

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba